Hoy, se abre a los ojos del visitante una original basílica
románica, edificada a finales del siglo XII, según
una inscripción que figura en su interior, donde dice:
"El obispo de Burgos García consagró esta
basílica en el primer año de su pontificado a tres
días de las calendas de marzo de la era 1245",
(el 27 de febrero de 1207).
Lo primero que observamos cuando llegamos a ella es su original portada, compuesta por un arco ligeramente apuntado, seguido de tres arquivoltas apoyadas en sus respectivas columnas. De dentro hacia fuera, la primera arquivolta está decorada con un fino baquetón que resalta sobre dos medias cañas, y se apoya sobre dos columnas.
La segunda, presenta unas ventanitas por las que se asoman rostros y piernas de personajes, como si se tratara de prisioneros que nos ocultan algún secreto. Este mismo motivo se repite en las arquivoltas de la ventana central del ábside.